Querido Autor

14 de abril, 2023

Nuestro querido autor vive dejando sus personajes a medio terminar, cascarones hechos con apuro y con el solo propósito de poder proyectarse. Para poder, al menos por un milagroso segundo, existir en la no-existencia de su historia y olvidarse del peso que siempre lleva detrás de sus ojos.
El otro día fui a visitar a una querida amiga mía. Vivía en una anticuada propiedad entre las calles frenéticas de Buenos Aires; producto de la herencia que dejaron atrás sus padres. Pero lo que me dio la bienvenida fueron sus restos de identidad sin terminar, desplomados en una silla del comedor. Frente suyo había una taza de té llena, con sus contenidos ya tibios, como si el líquido mismo se estuviese burlando de su incapacidad de poder siquiera seguir viviendo.
En realidad, nunca le había dirigido la palabra a ella, ni ella nunca fue la persona en contestarme. Nuestro autor –querido autor, que se desahoga solo en la presencia de sus personajes porque su cobardía es de semejante magnitud que nunca podría darle frente a sus iguales de carne y hueso– había usado la semejanza de mi querida amiga para comunicarse conmigo todo este tiempo.

Me desprecia por el solo hecho de ser de los únicos personajes que dejó terminado. Mis ambiciones bien definidas, no cuestiono mi identidad ni por un instante. Envidia de mi franqueza y mirada al mundo realística, mi personalidad que no deja ningún agujero vacante para que el pueda venir y cobijarse en el delirio de que tal vez, tal vez en algún momento breve de su vida, reinó la posibilidad de que él era igual a mi.

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